"Celos hasta del pensamiento"
Esto que les voy a contar le
sucedió al conocido de un vecino del primo de un amigo,… al protagonista del
relato lo llamaremos Olaf, él estaba reunido con sus valedores de su calle,
disfrutando según de un juego de futbol en un restaurante en donde degustaban
de una buena botana, además, ¡claro!, sin olvidar de unos tragos coquetos, a
pesar de lo que se pueda imaginar era una sana convivencia, eso es lo que me
contaron.
Olaf, era o es un tipo de
complexión delgada, de estatura media, tal vez un metro con setenta
centímetros, moreno claro, cabello negro ondulado, boca regular, nariz romana,
que cómo es la nariz romana, no lo sé, pero así lo describen, de mirada
inquisidora y pizpireta, además que es de esos tipos que en ocasiones no para
de hablar y más cuando se emociona por el mínimo motivo, en general se podía
pensar que es un ser extrovertido, aunque cuentan que en la privacidad es tímido
y hasta miedoso.
A lo largo de su vida de este ‘valedor’
ha hecho amistades tanto de caballeros como damas, tiene muchas amigas, ¡solo
amigas!, rompe con ese estereotipo ‘machista’ que un hombre y una mujer no
pueden entablar una relación de esa clase porque siempre que eso ocurre hay una
última intención que es disfrutar de las bajas pasiones o de las altas, depende
de la posición y del cristal con que se mire.
Hace mucho tiempo, no sé cuánto,
nadie supo decirme, había conocido a una linda y simpática chica a quien
llamaremos Blanca, ella era una animosa mujer, sensible, inteligente, mordaz
con un sentido de humor sarcástico, lo cual era muy del agrado de Olaf, la
vanidad era indisoluble en Blanca, a decir de quienes la conocieron era bastante
bella, un metro con sesenta y cinco, una tersa y apiñonada piel, hay quienes le
dicen ‘morochas’, mirada hechizante, vivaz que resaltan en ese rostro tan
bonito que a muchos les encantaba, ¿su figura?, por lo que me cuentan simplemente
quitaba el aliento y aceleraba el fluir de la sangre.
La amistad entre Olaf y Blanca
había evolucionado eran confidentes, cómplices, asiduos cinéfilos,
perseverantes bebedores de cafés e irremediablemente soñadores, se podía pensar
que esa amistad iba a terminar en un romance, estuvo cerca de ocurrir, eso me
contaron, pero sus decisiones los llevaron por distintas direcciones, pero
la amistad no se terminó, ella se casó, eso dicen, él andaba de aplanacalles
tratando de cambiar el mundo.
Esa tarde mientras Olaf y sus
cuates lanzaban reclamos al televisor en donde la cámara, enfocaba al árbitro
quien acongojado le daba continuidad al juego; había lapsos en que se
comunicaba con Blanca quien le contaba las vicisitudes de su relación, con
humor le relataba a través de mensajes lo aprensivo y celoso de su
pareja-novio-esposo-cónyuge-o-peor-es-nada o lo que sea, a veces la cuestionaba
por su semblante de tristeza, de alegría, de preocupación, que en ocasiones
hasta le pedía no vestir determinada prenda como esos vaqueros que hacía lucir
sus caderas al andar.
El humor ácido permeaba en
esos mensajes, así que entre consejos, recomendaciones Olaf le mando su
penúltimo mensaje a Blanca: ¡Bueno, cuídate mucho, échale ganas y salúdame al
socio! Ella contesto: ¡Ok yo te lo saludo, bye!
Eso es lo que me contaron… las
incidencias del juego siguieron, la comida se transformó posteriormente en un
análisis de lo sucedido en el juego y pronosticar el resultado del siguiente
partido… en eso estaba Olaf cuando suena su teléfono era una llamada de Blanca,
¿y ahora? pensó, contestó y del otro lado de la bocina lo primero que escuchó
fueron un sinfín de maldiciones y amenazas y al puro estilo de esa mítica banda
española punk “Siniestro total” sentenció: “te mataré con mis zapatos de claqué… y bailaré sobre tu tumba.”
Olaf escuchó la retahíla de
reclamos, guardó calma y lo que atinó a decirle: “¿Me hablas para reclamarme?, ¿sabes?
Blanca está a tu lado, por alguna razón, que yo no entiendo, te eligió, así que
mejor cuídala y quiérela; deja de pelear hasta con tu sombra y no te digo socio
porqué te vas a enojar de nuevo así que adiós valedor… ¿cómo me dijiste que te
llamas? ¡Renán! Bueno mi estimado abraza a tu mujer y déjate de chifladeras.”
Según del otro lado de la
bocina hubo una pequeña discusión, reclamos, recriminaciones entre otras tantas
lindezas que ocurren en una relación en donde los celos es una constante. A los
pocos minutos de nuevo el celular de Olaf volvió a sonar, otra vez Blanca, era
la melodiosa voz de Blanca quien se disculpaba por lo que acababa de ocurrir
hubo una breve charla Olaf solo atinó en decirle ¿Qué onda con tu canchanchán? ¡Está
bien orate!, en fin no te preocupes no pasó de unas cuantas maldiciones,
amenazas, así que mejor cuelga, nos comunicamos luego y calma a tu fiera... ¡Ok!,
respondió Blanca, y de nuevo volvió a disculparse.
A la distancia, dicen, que
Olaf y Blanca recuerdan ese capítulo con gracia, se ríen de esa ‘incomoda’
situación, su amistad no terminó incluso se fortaleció y las anécdotas prosiguieron
hasta la actualidad, él aún es aplanacalles y ella ya es mamá de dos chavalines,
que dicen se parecen al papá, y la neta sí, eso me han contado.
Los celos han sido motivo de
novelas como el caso de Otelo una de las obras cumbres que demuestran hasta dónde
puede llegar la celopatía; películas --hay varias que tocan el tema-- que
incluso llevan ese nombre como el caso de la cinta en donde actúa Don Fernando
Soler, Vilma Vidal y Arturo de Córdova “Celos” dirigida por Arcady Boytler en
1936, pasajes bíblicos ahí está el ejemplo de Caín y Abel, o canciones como “Jealous
guy” de John Lennon o como dice María Grever en ese mítico bolero “Júrame”: “…tengo
celos hasta del pensamiento/que pueda recordarte a otra persona amada.”
Tratados, ensayos sobre los
celos hay varios, este relato que le sucedió al conocido de un vecino del primo
de un amigo no es más que una anécdota que puede ser ejemplo en esta era en
donde dicen que se desconfía hasta de la sombra, las nuevas tecnologías se han
convertido hasta en motivo de discusiones, peleas, separaciones, divorcios
hasta el punto de agresiones.
Cuando le preguntaron a Bárbara
Bach, actual esposa del ex Beatle Ringo Starr, la fórmula para llegar a 35 años
de matrimonio, la ex-actriz y modelo respondió: “I love the man, and that’s it”
(Yo lo amo y eso es todo). Solo una mujer fuerte con plena confianza en sí
misma y en lo que obtiene de su pareja puede contestar con tal seguridad.
Cuando una mujer se sabe amada y ha sobrevivido a infinidad de circunstancias,
todos los fantasmas que hay en su cabeza desaparecen de manera definitiva. (Así lo cita el texto: 10
cosas que todas las mujeres fuertes no hacen cuando saben que tienen una
relación madura del sitio web http://culturacolectiva.com/cosas-mujeres-fuertes-no-hacen-saben-tienen-relacion-madura/).
Y eso aplica también para el
varón que se siente amenazado hasta por el viento que acaricia la cabellera de
su amada. Finalicemos con esta frase: Ligerezas como el aire son para el celoso
fuertes confirmaciones, como un testimonio de las Sagradas Escrituras. William
Shakespeare.
Comentarios
Publicar un comentario