Llena tu cabeza de…
Hace unas semanas estuve, de nuevo, en la Ciudad de
México, las lluvias, el tráfico y sobre todo la indolencia o 'valemadrismo' de
los habitantes de esa gran urbe que tiran basura a la menor provocación crearon
que de nuevo las aguas volvieran a su cauce, aunque no era agua cristalina como
cuando llegaron los aztecas buscando al águila devorando a una serpiente sobre
un nopal, no está vez las aguas negras corrían por las calles, y algunas lineas del metro poco a poco se inundaron, en fin, una chulada de espectáculo.
Sin embargo no quiero, ni es mi intención, desentrañar
el porqué cada vez el otrora “De-efe” se colapsa, eso lo hacen a diario los
especialistas en diarios, los lectores de noticias en radio y televisión, en
las redes sociales, sin olvidar a los “youtubers” que en el ánimo de la
libertad de expresión creen que este precepto les da licencia para
insultar, agredir e imponer su manera de pensar, la sentencia es “¿estás con él
o conmigo?”.
En ese caminar por las calles de la ciudad, abordar el
transporte público: metro, metrobus, trolebús, combi, pesero (¿aún existen?),
taxi, tren ligero, bicicleta más los que se inventen el 90 por ciento o más usa
sus audífonos, es una buena forma para desconectarse del mundo mundano y banal
--dirian los erúditos--, algunos tararean las canciones, incluso bailan, otros
se introducen en el trance musical y hace como que tocan alguno de los
instrumentos musicales de la rola que escuchan en cuestión. Lo más discretos
solo atinan en seguir el ritmo con los pies o en todo caso hacer el “head
banger” es decir agitar la melena, bueno para quienes tienen, los que no, pues
solo recuerdan épocas lejanas.
En la década de los años 80 del siglo pasado surgió el ‘walkman’
en especifico: …llegamos al año 1979, el
año en el que se lanzó el Walkman TPS-L2, el primer walkman de la historia, y
que tardó unos tres meses en conseguir vender 30.000 unidades (https://www.xataka.com/n/del-walkman-a-los-h-ear-on-30-anos-de-historia-de-sony-en-la-evolucion-del-audio-y-su-diseno).
Privatizabas tus gustos musicales, no los compartías con nadie más, los
casettes eran producto para este ‘aparatejo’ del demonio, los discos de vinil
empezaron a empolvarse en la sala de las casas, todavía pasaria mucho tiempo
para que desapareciera momentaneamente para ser sustituido por el ‘compac disc’
que en su momento tuvo su ‘discman’, ya sea con uno u otro producto quienes
tenían la suerte de poseer esta tecnología usaba sus audifonos, algunos muy
sofisticados con sonido ‘stereo sorround’, en efecto así era, claro el gasto de
la batería se iba en un dos por tres, sobre todo si usabas la ‘cinta’ o el ‘compac’,
por lo que tenías que hacer uso de la radio para que las pilas durarán todo el
día o incluso más.
El otro dilema era cargar toda la música que te parecía
esencial para viajar ya sea a la escuela, al trabajo o tal vez al paseo de fin
de semana con la familia, mismo que no querías ir, pero como eras hijo de
familia o te aclimatas o te aclimatas, así que la forma de hacer soportable el
trayecto, y para no pelear con tus hermanos era ponerte los audífonos y dejarte
llevar por las rolas en cuestión.
Así que de manera improvisada se empezaron a hacer
acoplados, la industria discográfica se dio cuenta de ello y lo comercializó,
claro te vendían un producto con alta fidelidad adecuado a los gustos de cada
quien, en la época del casette, las grabaciones eran un verdadero trabajo
artesanal, si ‘pescabas’ las rolas en la radio tenías que lidiar con los cortes
comerciales, las intervenciones de los locutores… aunque esos testimoniales
pasaron a ser ya objetos de culto: alguién seguramente en su moento grabó a
César Alejandré, a Sergio Guarneros San Miguel, Adolfo Fernández Zepeda,
Alejandro González Iñarritú, Martín Hernández, Jordi Soler, Iñaki Manero, Dominique
Peralta, Julia Palacios, Jaime Pontones Luis Gerardo Salas.
De Luis Gerardo para los nostalgicos ahora lo podemos
escuchar en www.rock101online.mx con
todo la y la idea musical. Pero esa ya será tema de otro texto, volvamos a ese
ritual de hacer tus propios acoplados, tener en una misma cinta --para quienes
se dicen rockeros-- a Elvis, Berry, Richards, Holly, pasar
por los Beatles, Stones, Zepellin, Eagles, hasta
llegar a U2 era una verdadera joya,
claro había quienes preferían otro género y entonces ponían a Pedro, Jorge, Javier, José Alfredo, Antonio, Eulalio y por
qué no también Vicente, finalmente
nadie se iba a dar cuenta de lo que escuchabas en tu burbuja de privacidad que
te daban los ‘headphones’.
Pero a pesar de la privacidad nunca faltaba quienes se
molestaban por el alto volumén en que escuchaban su música, no faltaba la
venerable aciana samaritana que se nos tocaba el hombro para decir que le
bajara a su ‘música infernal’ o el trajeado oficinista, ‘Gutierritos’
antepasado del ‘Godinez’, quien molesto reclamaba que le redujera dos rayitas
porque no podía conciliar el sueño en ese largo trayecto del Estado de México a
la ‘Gran urbe’. En una ocasión iba yo tan clavado en la rola que escuchaba, si
no mal recuerdo era “Brothers in arms” de Dire
Straits, cruzaba la calle y no me percaté que un ‘torton’ tocabal el claxón
pero no escuché nada solo percibí el viento del armatoste, un olor a llanta
quemada y por la ventanilla el corte de manga del conductor, la suerte, por que
de no haber contado con la pericia del “chof” me hubieran levantado con
espátula de esa calle.
Y volvamos a los acoplados, la industria e incluso los
vendedores piratas se dieron a la tarea de hacer ese trabajo que algunos les
daba una verdadera ‘güeba’ hacer, aún recuerdo que saliendo del Metro Juárez a
un vendedor de castte en donde combinaba a Kansas
en el Lado A y America en el Lado B,
Boston en el Lado A y Aerosmith en el Lado B, ahí los
compradores pasaban los minutos urgando y si no encontraban lo que buscaban
hacían la correspondiente solicitud “quiero a Fleetwood Mac y Toto, Chicago con Earh Wind and Fire, o lo mejor de Grand Funk Railroad”, ahí de repente te ponías a debatir tus gustos
melomanos con otros clientes, el chiste era demostrar quien sabía más o dejar
en claro tu pasión por el rock. Y si no pues te esperabas hasta el sábado para
asistir al Chopo, que bueno esa también es ya otra historia…
De los tantos acoplados el que más recuerdo era el de Llena tu cabeza de rock 84, el cual fue
una serie de tres viniles 1983, el ya mencionado y 1985, ese año para mí fue
esencial llegué a vivir a la calle Maravillas en Villa de las Flores, fue el
año de los Juegos Olímpicos en Los Angeles y me graduaba de la primaria, claro
descubría que no solo ‘los bitols’ hacían música, “Cum on feel the noize” de Quiet Riot, o “Ven a sentir el ambiente”,
como lo tradujeron en México sonaba a cada rato entonces empecé a explorar más
y más ritmos “Total eclipse of the heart”, Bonnie
Tyler, “Uptown girl”, Billy Joel,
“99 red ballons”, Nena, “Every breath
you take”, The Police eran
imprescindibles.
Unos años despues el ‘walkman’, fue sustituido por el ‘discman’,
la nueva tecnología que decían era laser era la novedad, de nuevo el hacer
sonar los discos en el reproductor era oneroso, así que había que hacer el
acoplado, surgieron los quemadores de discos, que serían las grabadoras
modernas, en las computadoras se podían instalar el programa de ‘quemado’ y ‘voalá’
ya contabas de nuevo con una grabación que tenía las rolas preferidas,
obviamente no ibas a cargar con toda la “Caja de The Beatles”, la coleeción completa de Bob Dylan, ¡no! eso mejor lo escuchabas en la comodidad de tu sala
o de tu habitación, la tecnología avanzó el casette desapareció, al igual que
el compac disc, apareció el formato digital Mp3 u otros tantos sin embargo
volvemos al principio ahora de nuevo hay disco de vinil, parece que regreasrá
las cintas, en fin todo es ciclico… “la materia no se crea ni se destruye, solo
se transforma” ¿A qué demonios viene esta frase? No lo sé, tal vez unicamente
para sentirme erudito.
Ahora parece que la música se basa en tener un ‘playlist’
en Spotify, ya todo parece
automatizado sin alma, sin sustancia, ya no existe esa adrenalina de sintonizar
la frecuencia para escuchar la rola que te eriza la piel, que te emociona, que
te traslada, que te cambia el día, ya no, claro tienes o tenías un reproductor
de Mp3, un Ipod o smartphone con miles de canciones, te pierdes en esa
automatización, ese trafico de datos que tanto le gusta a Carlos Slim, “gasten, gasten… debo recuperar el puesto número uno
de Forbes”.
Así que mientras camino por las calles de la ciudad me
colocó los audifonos y suena la rola de Jonny
Cash, “The man comes aroud”, para luego dar paso a una de la Sonora Santanera
“De mil maneras”, me preguntó ¿qué escucharán todos aquellos que se han
desconectado del mundo para escuchar música? Por ejemplo el oficinista del edificio de
Relaciones Exteriores estará escuchando a ¿Amy
Winehouse o Carla Morrison? El portero
del hotel ¿escuchará a los Cadetes de Linares o B.B. King?, el estudiante que va
enfundado en sus skynny jeans, ¿ira escuchando a Los Ángeles azules o Daft
Punk?, la ama de casa que apurada va por sus hijos a la escuela porque ya
se le hizo tarde ¿escuchará a Paquita la
del barrio a dueto con Arjona o Slipknot?
Subo al metro que va atiborrado
y suena en mi cabeza “Máquina 501” con la inigualable voz de Charro Avitia, para después escuchar “María”
de Liran Roll voy de regreso o
camino a ninguna parte, me alejo de nuevo de esta urbe, las nubes de lluvia acechan
ya en los breves instantes de una rola a otra recuerdo esa copla “Guadalajara
en un llano, México en una laguna…” inicia “Streets of Philadelphia” de Bruce Springsteen y entonces mi cabeza
se llena de… música.
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